domingo, 31 de enero de 2010

PLAGA DE EXCREMENTOS CANINOS EN PARLA












Todo el que vive en Parla es conocedor, ya sea con indignación o absoluta desidia, de que Parla es una ciudad minada de excrementos caninos en sus calles, plazas y jardines. Caminar por Parla obliga permanentemente a sortear las deposiciones de los canes para no pisarlas, y regresar a casa sin algún “recuerdo” fecal en las suelas de los zapatos es una verdadera fortuna.
Con el paso de los años y la expansión urbanística el problema se ha ido agravando, pues mientras en la mayor parte de las ciudades, aparte de que se aplican duras sanciones a los infractores, ya existe desde hace años una mínima conciencia cívica y es habitual ver a los dueños portar una bolsa y agacharse para recoger los excrementos de su perro, pero en Parla se ha ido a peor y casi nadie lo hace. No hay progreso sino una regresión constante. 





Todo ello genera degradación, suciedad y malos olores y ofrece una imagen penosa y tercermundista a los ciudadanos que lo sufren a diario. Pero de la imagen de la ciudad ya ni hablamos, la realidad es mucho peor que los tópicos y son demasiados los aspectos negativos de convierten a Parla en lo que es a día de hoy. 



Es casi un acontecimiento novedoso ver a algún dueño recoger los excrementos de su perro. Es más, es que en Parla, aunque se ha mejorado en ese sentido, todavía hoy en día poca gente  recoge los excrementos de su propio perro y, en ciertas zonas en las que incluso existen zonas terrizas donde poder defecar, los perros acaban defecando en plena vía pública, lo que ya es el colmo del incivismo y la repugnancia. El incivismo y la mala educación son tremendos en Parla, y el Ayuntamiento rara vez sanciona por ello, con lo cual se ha generado una sensación de impunidad total que se perpetúa en el tiempo y los infractores actúan con la más completa libertad.





Hay una evidente relación causa-efecto en casi todos los fenómenos de comportamiento social que acontecen en cualquier asentamiento humano, con mayor incidencia e interrelación en el caso de tratarse de zonas urbanas, donde el espacio público adquiere una mayor importancia y donde se produce una convivencia más intensa. El paupérrimo nivel formativo y educativo de una gran parte de los habitantes del municipio se muestra a las claras en este y otros muchos aspectos de la convivencia vecinal y ciudadana, pues quien no recoge los excrementos de su perro es el mismo energúmeno que habitualmente tira al suelo de su portal la publicidad del buzón, fuma en el ascensor, etc. 





Es cierto que un perro es la viva imagen de su propio dueño y su comportamiento obedece a lo éste le ha enseñado o le ha permitido y, por desgracia, la mayoría de los dueños de perros no tiene idea de lo que significa educar y cuidar de un animal de forma responsable. 





Desde el punto de vista sanitario, se considera que los excrementos caninos en la vía pública pueden afectar a la salud humana, ya que dichos excrementos contienen parásitos que causan entre otras graves enfermedades como cenurosis, ancylostomidosis, ascaridiasis, hidatidosis y toxocariasis, unas enfermedades que en casos extremos pueden provocar ceguera y hasta la muerte. 





Aparte de constituir un problema sanitario público de primer orden y una agresión estética y olfativa para los sufridos ciudadanos, el tema de las deposiciones caninas es otro gravísimo problema más que el gobierno municipal de Parla no ha sabido o no ha querido resolver, lo que supone una intolerable pasividad e incompetencia por su parte y lo hace corresponsable del mismo.

lunes, 11 de enero de 2010

ARROYO HUMANEJOS: DESCANSE EN PAZ






 











 


 

                                             



                                           


Para los nativos parleños, el arroyo Humanejos evoca algo difuso, dudoso de ubicar y siempre pretérito. A algunos jóvenes parleños únicamente les resultará familiar su nombre porque así se denomina uno de los Institutos de Enseñanza Secundaria de Parla. Sólo los más viejos del lugar, que acostumbraban a pasear por su discurrir, mucho más definido y contínuo en el pasado, y la gente que laboraba las tierras aledañas, tienen una idea algo más concreta y tangible.








Pese al desconocimiento generalizado, el arroyo Humanejos y su entorno siempre constituyeron un espacio de gran valor ecológico. Hasta hace veinte años, teniendo en cuenta de que por el sur Parla se acababa en Fuentebella , la calles Isabel II y Felipe II, todavía por aquel entonces quedaba lejos del núcleo urbano y todo el entorno del arroyo lo formaban exclusivamente tierras agrícolas y pequeñas granjas muy rudimentarias diseminadas por todo su área circundante.







En realidad es el único curso fluvial que atraviesa el municipio de Parla, aunque como su propio nombre indica, y dadas las características geofísicas del entorno, su caudal es estacional. Mejor dicho, era estacional, pues hay que hablar siempre en pasado porque el arroyo como tal ya no existe y solamente una pequeña trinchera discontinua donde a veces se acumulan charcos de aguas estancadas, es el único vestigio de lo que antaño fue.







Desde hace ya mucho tiempo el arroyo Humanejos es una simple cicatriz de la memoria, en muchos casos siempre asociada a vertidos, aguas fecales, hedores y un circundante paisaje moribundo.






¡¡Qué recuerdos del arroyo Humanejos!, absolutamente destrozado a lo largo de los años por la demoledora insidia, permisividad y el salvajismo del Ayuntamiento de Parla. Su lejanía del casco urbano al final fue la que propició, a plena luz del día e impunemente, su paulatina destrucción. Hubiera sido sencillo hacer un gran parque lineal aprovechando el recorrido de su cauce y conservar y restaurar el bosque de galería autóctono. Sencillo y barato. Pero entre el hospital con sus tolerados vertidos sin depurar, los siempre presentes escombros permitidos, la tala de la práctica totalidad del bosque de galería, el acecho de las urbanizaciones, entubamientos, aguas putrefactas y estancadas, su paso por el Parque de las Comunidades, el estanque de tormentas y, para finalizar, su agonizante desembocadura, ya pestilente y hediondo, cruzadas las vías del AVE. Entre todos lo mataron y él sólo se murió. Es difícil cometer tantas atrocidades en ese espacio longitudinal, pero la vehemencia aniquiladora del consistorio parleño es implacable con todo lo que signifique naturaleza, medio ambiente y calidad de vida.




Un espacio de gran valor ecológico ya irrecuperable y decapitado para la eternidad. Aquel continuo arbolado de sauces y chopos se erigía con su verdor en medio del páramo como una isla imaginaria. Sólo en el valioso tesoro de nuestra memoria anidan imágenes en color una  infancia en blanco y negro que cruzando el túnel del tiempo trajo un presente gris oscuro, casi negro. Descanse en paz el arroyo Humanejos. 












PD: Agradecer las estupendas fotografías a Jordi Villanueva. El otoño, sus tonos ocres y el manto de hojas caducas han servido de marco incomparable para una melancolía que maquilla fotográficamente las miserias de la degradación de la Naturaleza.

lunes, 4 de enero de 2010

MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO: LAS CRÓNICAS DE HEXCEL
























Casi no me había percatado hasta hace unos días de este interesante vestigio del pasado: el cartel de la zonificación por parcelas del polígono industrial “Ciudad de Parla”. He pasado muchas veces por delante de ese cartel, pero aún sabiendo de su existencia, siempre pasaba de largo sin detenerme a mirarlo. Es una verdadera reliquia casi arqueológica que permanece en pie y que aporta vital información de las últimas décadas de la historia de Parla, principalmente la de carácter económico, ese aspecto siempre tan negativo y subdesarrollado en este municipio y que tanto ha condicionado el enorme atraso que Parla ostenta respecto a todos los municipios de su entorno similares en número de habitantes.







No voy a relatar los orígenes de este polígono industrial, pues ya lo hice en una ocasión anterior, y me voy a centrar en los detalles que aporta este cartel, con esa información parcelaria tan ordenada y su pulcro aspecto a pesar de sus más de veinte años erigido en pie en ese lugar. Si alguna vez habéis caminado o transitado recientemente por este polígono, habréis comprobado su deficiente y decrépito estado y su cada vez más escasa actividad económica, con muchas naves con el cartel de venta o alquiler, otras naves abandonadas y mucha suciedad sobre todo en las parcelas vacías. 







Muchas de esas pequeñas empresas que figuran en el directorio del cartel ya han desaparecido. De un primer vistazo, una de las poquísimas empresas relevantes que figuran en el plano y que aún continúan en activo es Mademol, que por aquel entonces se denominaba Mármoles Sánchez Bosque S.A. 







Pero sobre todo, la historia de este polígono industrial y, por extensión, del eterno declive económico e industrial de Parla están ejemplificados en el caso de la empresa norteamericana Hexcel Composites, denominada Hercules Aerospace cuando se instaló en Parla. Hercules Aerospace, una de las empresas líderes mundiales en la fabricación de componentes aeronáuticos, en concreto de fibra de carbono impregnado, decide en 1987 instalarse en Parla, adquiriendo una parcela de 15.000 metros cuadrados en el nuevo polígono industrial ”Ciudad de Parla”. La disponibilidad de suelo a precio asequible en esta nueva área industrial cerca de Getafe, donde está ubicada la gran factoría de EADS-AIRBUS, por aquel entonces CASA, convertían esta inversión en la más importante que se había realizado en Parla, pues Hercules Aerospace realizó una inversión inicial de 1.300 millones de las antiguas pesetas. En la gran factoría prevista para Parla se calculaba que trabajarían setenta técnicos cualificados y unas trescientas personas más, nada que ver con la realidad actual. 







En 1989 sale el primer lote de material de fibra de carbono fabricado en la factoría de Parla. En 1996 Hercules Aerospace desaparece y sus divisiones son compradas por otras empresas, adquiriendo la división de composites(patrones de diseño) la empresa Hexcel, líder mundial de la fabricación de materiales avanzados. Con ello la fábrica de Parla pasa a denominarse con el nuevo nombre de la empresa compradora. 







Al comienzo del presente siglo, se experimenta un gran auge en el transporte aéreo, tanto de pasajeros como de mercancías, lo que equivale a que aumenten considerablemente los pedidos de nuevos aviones, sobre todo de los dos grandes fabricantes mundiales que son la norteamericana BOEING y el consorcio europeo EADS-AIRBUS, en este último caso sobre todo por la fabricación del nuevo Airbus A-380. Y al mismo tiempo, la fibra de carbono pasa a formar parte de una enorme cantidad de objetos y utensilios que utilizamos en nuestra vida cotidiana, al margen de nuevos usos industriales más allá de sus orígenes aeronáuticos. 







Inevitablemente, esto supone que la enorme demanda de fibra de carbono por parte del mercado mundial hace necesaria una ampliación de las instalaciones de Hexcel, remontándose la decisión estratégica al año 2004, y requiriendo una parcela de 50.000 metros cuadrados para satisfacer las necesidades de ampliación. 







Surge el momento crucial y es entonces cuando la multinacional norteamericana se topa con la absoluta desidia y abandono por parte del Ayuntamiento de Parla, que en ningún momento ni se muestra interesado ni facilita la necesaria parcela para la nueva factoría. Simplemente increíble, algo por lo que cualquier Ayuntamiento se dejaría la piel y los responsables del municipio récord del desempleo desdeñando semejante inversión. De aquellos y otros barros vienen estos lodos. 







Pero eran los tiempos de Jesús Gil, el Pocero, Tomás Gómez y tantos otros personajes similares de todos los partidos políticos. Tiempos del ladrillazo, comisiones, amiguismos y dinero rápido, de lograr una expansión urbana de la que Parla estaba muy rezagada y estancada respecto al resto de municipios del área metropolitana de Madrid. En todos los municipios se había producido un constante y progresivo desarrollo urbanístico pero en Parla poquita cosa, exceptuando ciertas áreas de unifamiliares y las viviendas protegidas del barrio de “Las Américas”, algo puramente testimonial. Y en lo económico pues prácticamente nada, el Centro Comercial el Ferial, el modestísimo polígono industrial y punto y final. Era la génesis de Parla-Este, esa especie de ciudad dormitorio surgida de la improvisación y las prisas por hacer caja y atraer a nuevos colonos a toda costa. Y entre pisos, especulaciones, políticos inútiles, corruptelas y burbujas inmobiliarias se fue perdiendo la gran oportunidad inversora. 







Aprovechando que EADS-AIRBUS tiene una fábrica en Illescas, su entonces director ejerció de mediador ante el gobierno castellano-manchego, que lógicamente se frotaba las manos ante semejante oportunidad, para que Hexcel construyera en Illescas su nueva fábrica. El 26 de enero de 2006 el alcalde de Illescas y la Junta de Castilla-La Mancha, a través de la sociedad de desarrollo "Urban", firman el convenio para la construcción de la fábrica en Illescas, que se inauguró en 29 de abril de 2008. Al tiempo, con motivo de la apertura de la fábrica de Illescas, la fábrica de Hexcel en Parla se puso en el centro de los rumores sobre su posible desaparición, aunque de momento continúa con su producción y cuenta en la actualidad con unos cien trabajadores, muchos de ellos en tareas comerciales y administrativas más que en las propiamente fabriles. 







Son las memorias del subdesarrollo y la razón del porqué de casi todo lo que, económica y socialmente, acontece hoy en día en Parla, desde las colas de parados a la calle San Blas hasta todos los desastres y deficiencias que jalonan cada rincón del municipio y lo hacen único en su género.