domingo, 29 de agosto de 2010

COLOSAL CHAPUZA EN LA AVENIDA JUAN CARLOS I




























Con ocasión de la construcción del carril-bici que recorrerá parte de la avenida Juan Carlos I, se está procediendo a realizar una remodelación de la citada avenida. La avenida Juan Carlos I, en su tramo comprendido desde el Museo del Bonsai hasta su finalización, es una avenida no residencial donde se ubican varios colegios, los juzgados y el polideportivo, y por lo tanto el tránsito es ocasional pero intenso a intervalos, siendo también un lugar de paseo habitual y muy frecuentado, al ser casi de paso obligado para los viandantes provenientes del centro y Oeste de Parla en dirección al Parque de las Comunidades. El pavimento, muy deteriorado, databa ya de hace varias décadas y los desalineados árboles de enorme porte que jalonan la avenida,  hacían urgente una remodelación. 





Cuando comenzaron las obras creí esperanzado que el resultado iba a ser positivo puesto que técnicamente no existía ninguna complejidad aparente: eliminar, ya sean cortándolos o trasplantándolos, los enormes árboles de la avenida, totalmente desalineados, y el resto de obstáculos en forma de postes y cableados antiguos, pues con la construcción del carril-bici, es espacio de la acera se reduce prácticamente a la mitad respecto a su anteriores dimensiones y, para las nuevas dimensiones, es necesario que el tramo de acerado resultante fuese diáfano. 





Pero desgraciadamente uno nunca deja de sorprenderse en esta ciudad tan surrealista que es Parla. He pasado esta semana por la avenida Juan Carlos I y juro solemnemente que no me creía lo que estaba viendo. El resultado es todo un monumento a los horrores urbanísticos más despiadados realizados con la nocturnidad, sigilo y alevosía que tradicionalmente proporcionan el vacacional mes de agosto. 





Al no proceder a la eliminación ni de los enormes y desalineados árboles ni de los antiguos postes con cables de electricidad y teléfono, la acera ha quedado reducida a proporciones minúsculas de uno o dos palmos laterales en muchos tramos, obligando a la permanente invasión del carril-bici por parte de los peatones en una especie de slalom o de sorteo de obstáculos en forma de árboles. En vez de eliminar los árboles se ha procedido a realizarles el correspondiente alcorque, ¡¡incluso a árboles ya secos y muertos!!. Alcorques y aceras que con el tiempo reventarán a causa de las raíces de los árboles, habrá que cortarlos por entonces, permanecerán años los tocones allí como así ha sucedido en otras partes de Parla y al final el enésimo despilfarro económico y monumento al espanto y horror urbanísticos. 





Lo que podía haber sido un estupendo y agradable paseo lineal se ha convertido en un monumento a la infamia urbanística y a la incompetencia. Ancianos, carritos, sillas de ruedas, gente con problemas de movilidad, etc., todos ellos ahora totalmente impedidos a pasear por la avenida y andar sorteando obstáculos en una acera por la que no puede pasar ni un anoréxico. ¿Qué clase de calle es esa que ni dos personas caminando en línea pueden ir a la par, obligándolas a esquivar continuamente esos troncos y postes?. Si se hubieran querido conservar los árboles con transplantar árbol en cepellón en otro lugar hubiera sido suficiente, y en todo caso estos árboles llevan casi cuarenta años allí plantados cuando aquella zona eran las afueras de Parla y han cumplido con creces su función. 





Señor alcalde, no venga con la hipócrita cantinela de amor a la Naturaleza ni milongas similares, que en ese caso se hubieran trasplantado los árboles con su cepellón a otra zona. Precisamente el Ayuntamiento de Parla, ese ente arrasador-despilfarrador que por Naturaleza entiende alcorques de adoquines, césped de plástico, parterres y enormes praderas de césped natural consumidoras de agua, carísimas palmeras tropicales, derroche millonario en flores de temporada y piedrecitas y cristalitos absurdos en espacios verdes insípidos, feos, desordenados y sin criterio práctico en su mayoría. 





Reto al alcalde a que presente con todo lujo de detalles la “remodelación” de esta avenida, a que invite a sus homólogos a ver el tipo de obras que se realizan en Parla. ¡Si es que cualquier persona con dos dedos de frente lo hubiera hecho infinitamente mejor!. ¡Ni un becario es capaz de hacer esta obscenidad constructiva!. ¿Qué quiere señor alcalde, que ahora todo esto dé la vuelta al mundo en esas presentaciones difundidas por internet donde se recogen disparatadas construcciones del Tercer Mundo que son auténticas chapuzas y disparates sin sentido?. Aquí en España, desgraciadamente, ya estamos acostumbrados a ver barbaridades arquitectónicas y urbanísticas de magnitud planetaria, pero le aseguro que si en cualquier otra ciudad de Holanda, Alemania, Francia, etc. se ejecuta esta “obra”, ahora mismo la concejala de urbanismo y el arquitecto firmante de ese proyecto deberían dimitir de sus cargos y dar explicaciones. ¿Y al jefe de obra también le parece normal?. ¿Quiénes son los responsables directamente implicados en esta barbarie urbana?. 





Que se ejecute la responsabilidad civil pertinente y se repare esta aberración. ¿O se licitará dentro de unos años la obra por segunda vez para pagar dos veces la reforma de esas aceras?. ¿Pero cómo es posible semejante disparate?. ¿Quién es la mente prodigiosa que autoriza esto?. ¿Parla está el siglo XXI o en la época de las cavernas?. 





Lo realizado en la avenida Juan Carlos I,  esa "remodelación" que constituye todo un monumento a la incompetencia, una burla a la ciudadanía, una birria dantesca, patética, ridícula y otra oportunidad perdida, y ya van demasiadas en Parla. Este parece el “pueblo de los malditos”, estigmatizado por un aura de falta de profesionalidad, ineficacia, chavacanería y vulgaridad, donde se perpetran colosales chapuzas con toda impunidad. 





Basta ya. Es intolerable, los parleños no nos merecemos esto.

sábado, 28 de agosto de 2010

AVISO A NAVEGANTES Y PLAGIADORES






He visto cómo algunos se dedican, sin mi permiso y sin consultarme
previamente, a “fusilar”, es decir un “copiar y pegar” literal, los textos e
imágenes de mi autoría que publico en este blog. La verdad es que es una
actitud de lo más zafia y burda que retrata de manera patética y rastrera a quien lo hace. En una palabra,
hay que ser muy cutre.










En todo caso, quienes deseen incorporar o copiar textos o imágenes
deben solicitarme previamente permiso y, como es preceptivo, en caso de concedérselo deben citar la fuente de la que procede,
pues para quienes lo desconozcan dichos textos e imágenes están protegidos por los derechos de autor
derivados de la Ley de Propiedad Intelectual.










Por lo tanto, en lo sucesivo emplazo a quienes deseen reproducir textos
o imágenes de este blog, a pedirme la correspondiente autorización, bajo
responsabilidad de tomar las pertinentes acciones legales en caso de plagio sin
mi autorización.











viernes, 20 de agosto de 2010

FIESTAS DE PARLA: EL GRAN DESPILFARRO










La llegada del mes de septiembre significa para muchos el final del periodo veraniego y la vuelta a la rutina escolar, laboral y, en definitiva, existencial. Indudablemente los veranos actuales nada tienen que ver con los de hace veinte o treinta años, cuando las ciudades madrileñas se quedaban totalmente vacías de coches y de gente y todas las familias pasaban el largo y cálido verano, principalmente, en los pueblos de origen de sus ancestros. 





En la actualidad, como tantos otros hábitos de vida, eso ha cambiado casi por completo, tanto por los destinos vacacionales tan diversos como por el tiempo fraccionado en una semana, fines de semana o cortos periodos de días. Por ello, ahora lo de “veranear en el pueblo” es algo propio de la serie televisiva “Cuéntame”, un recuerdo de los que vivimos muchos “veranos azules” al tiempo que las costas españolas se iban degradando brutalmente a golpe de asfalto, ladrillo y blanqueamientos de dinero. 





Tras esta nostálgica introducción, retomo las alusiones al mes de septiembre, que en las ciudades madrileñas tiene connotaciones de prolongación vacacional con motivos de la celebración de las respectivas fiestas patronales de cada municipio. En el fondo ese periodo festivo sirve para vivir realmente el verano en la propia ciudad. 






En nuestro caso, se acercan un año más las fiestas de Parla. Prácticamente todos los Ayuntamientos de todos los colores y tendencias políticas han reducido drásticamente la partida destinada a las fiestas patronales, básicamente en lo relativo a conciertos musicales y festejos taurinos. Ayuntamientos mucho más solventes y prósperos que el de Parla, tanto grandes ciudades como pequeños y medianos municipios, han recortado drásticamente sus presupuestos para las fiestas de este año, en el caso de los conciertos musicales, reduciendo al mínimo el número de famosos grupos y cantantes contratados y dando paso a grupos más noveles, no tan conocidos popularmente e infinitamente más económicos de contratar. Una manifiesta austeridad en todos los municipios acorde con los tiempos que corren. 





Pero como narraba la introducción de los cómics de Astérix: ¿en todos?. ¡¡¡No!!! ¡Existe uno llamado Parla donde, un año más, el despilfarro a manos llenas vuelve a caracterizar las fiestas patronales!. 





Pues efectivamente una vez más Parla vuelve a dar la nota, negativa como casi siempre, y el Ayuntamiento tira la casa por la ventana en la contratación de artistas musicales de elevadísimo caché y los primeras espadas taurinos de más renombre. Seremos los más pobres, con menor renta per cápita y con más parados de toda la Comunidad de Madrid, pero hay que ser espléndidos para que Bustamante, Melendi, Lolita, los intermediarios y compañía se llenen los bolsillos con el dinero de los parleños. Eso sí, al año que viene otro subidón del IBI y nuestro Ayuntamiento nos trae a Alejandro Sanz y Julio Iglesias para que disfruten “gratis” todos los parleños.







Claro que está muy bien poder asistir gratis a los conciertos de relevantes estrellas nacionales de la canción. No es cuestión de gustos, aunque a Parla vinieran Pink Floyd, U2 o Bruce Springsteen y la entrada fuera gratis, me parecería una aberración, porque la presunta gratuidad final para el espectador no es tal y camufla un despilfarro tremendo y descerebrado en algo de lo más banal y ocioso como es un concierto musical.

En muchos municipios desde siempre se ha optado por poner un precio barato, diez o quince euros a las entradas de los conciertos musicales de las fiestas, lo cual es más lógico y sensato porque está al alcance de cualquier bolsillo y no erosiona las arcas públicas. 






Alguno dirá que a él no le gusta leer y sin embargo tiene que pagar proporcionalmente los gastos originados por las dos bibliotecas de Parla. O que nunca ha llamado a los bomberos de Parla y también tiene que pagarlos. O que nunca va a los parques y tiene que pagar a los jardineros. Y así con otras muchas cuestiones relativas a la vida de una ciudad. Vamos a ver, para los cortos de mente y analfabetos funcionales, son cuestiones que no tienen nada que ver y teniendo en cuenta las carencias tan enormes que tenemos en Parla, resulta bochornoso y sonrojante comprobar que en una semana de fiestas se ha gastado una exagerada cantidad de dinero que daría mucho de sí si fuera invertido en los distintos servicios públicos, reducir la morosidad municipal de los impagos a empresas, arreglar calles, polideportivos, mejorar la seguridad, y mil y una cuestiones más de las necesidades diarias del municipio. 





Con el asunto de los conciertos y las corridas taurinas como telón de fondo, se pone también de relieve que el programa de las fiestas de Parla, al igual que todos los años, es rancio, escaso, raquítico, pobre, insípido. Se limita a los costosísimos conciertos, un par de procesiones, encierros, corridas y cuatro cosas más. 





No todo se basa en no mover un dedo ni esforzarse en organizar unas fiestas de verdad y contratar a cuatro cantantes famosos a golpe de talonario.
Hay que apostar por un modelo de fiestas más participativas, originales y creativas. Más actividades deportivas como carreras de bicicleta de montaña, de atletismo, maratón de fútbol sala, concursos de fotografía y pintura rápida, actividades vecinales, concursos gastronómicos a nivel popular, potenciar las fiestas a nivel de los barrios, implicar a los niños y jóvenes en actividades lúdicas, etc. Y muchas más posibilidades innovadoras y dinamizadoras que exigen dedicación y entrega para que las fiestas resulten más abiertas, participativas y baratas. 





Pero en Parla muchas de las asociaciones de esa difusa maraña de organizaciones satélite del Ayuntamiento sólo existen a la hora de poner el cazo para coger el dinero público y a cambio ser dóciles, fieles y serviles con quien les subvenciona. Ejemplo de ello es que en las pasadas Fiestas del Agua celebradas en junio, se organizaron unas comidas populares en algunos barrios pero no a cargo de los vecinos ni de las asociaciones, sino de empresas de hostelería contratadas por el Ayuntamiento. Sí, la paella estaba muy buena, pero mejor si se implican los vecinos y las asociaciones y no una empresa privada pagada con la chequera municipal. 





No es ético ni moral continuar con esta dinámica derrochadora que caracteriza año tras año a las fiestas de Parla. Más coherencia, sentido común y sensatez.