La tarde y noche de ayer miércoles será fatídicamente recordada por los parleños por el caos, nervios y desesperación que provocó la suspensión del servicio
de Cercanías entre Atocha y Parla.
El colapso fue total y miles de
parleños quedaron atrapados en Madrid sin poder regresar a Parla.
Las largas colas que se sufrieron en el intercambiador de Plaza Elíptica para subirse a alguno de los dos escasos autobuses con destino a Parla (461 y 469), pusieron de relieve una vez más el dramático atraso y precaria movilidad y el colapso de Parla por la dependencia casi total del tren de Cercanías como transporte público interurbano.
El lamentable y deficiente servicio de Cercanías en línea C-4 está plagado de incidencias, averías, demoras y hacinamiento, siendo gravísimo en lo que afecta a Parla porque toda la ciudad queda aislada con el exterior por transporte público (salvo el escaso y malo servicio de autobuses) y toda Parla se convierte en una ratonera.
Renfe tuvo un comportamiento deleznable y humillante al no plantear alternativas y desatender las dudas y la angustia de las decenas de miles de viajeros atrapados y aislados en diversos puntos de la línea C-4.
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