Sorpresa
e indignación mayúsculas las que nos hemos llevado este año los parleños cuando
hemos abierto el recibo del IBI 2010 y hemos visto el importe a pagar. Era algo
ya sabido de antemano que sin embargo los promotores municipales, en su hipocresía, se
encargaban de negar y maquillar y a quienes lo vaticinamos pocos nos creían.
Desgraciadamente las peores expectativas se han confirmado.
La
realidad es cruel, pues aunque la cuantía del recibo que hemos abonado este año
es bastante elevada, sumado en su totalidad la cifra global del IBI recaudado
en Parla no da para demasiadas inversiones ni siquiera gastos corrientes.
Multiplicando el número de viviendas por su correspondiente cifra del IBI, el
resultado equivale solamente a una pequeña parte del presupuesto municipal,
pero al ser un tributo que grava de manera directa al ciudadano, se tiene una
negativa percepción del mismo.
También
es cierto que este año el Ayuntamiento de Parla ha mantenido estable el tipo de
gravamen en el 0.58, que parece una
minucia comparado con el extorsionador 0.797 que en el año 2000 se llegó a
pagar cuando gobernaba Tomás Gómez.
Lo
que realmente ha sucedido es que se ha producido a nivel nacional una
actualización al alza del valor catastral por parte de la autoridad competente,
en este caso el Ministerio de Economía y Hacienda.
Os preguntaréis:
¿Actualización al alza del valor catastral con la depreciación inmobiliaria que
padecemos desde hace un par de años?, ¿Revisión de qué?. Suena a humor negro
teniendo en cuenta que estamos hablando de Parla, el municipio con el valor del
suelo más barato de toda del área metropolitana y de gran parte la Comunidad de
Madrid. No sólo eso, en consonancia con un panorama económico muy negativo, el
descenso de estos últimos años en el precio de las viviendas ha sido
especialmente pronunciado en Parla, en el sentido de un abismo. “Zulillos”
cochambrosos del centro de Parla por los que se llegaron a pedir hasta 200.000
euros en los años gloriosos de la burbuja inmobiliaria, están ahora intentando
ser vendidos por la mitad de esa cifra, a la vez que proliferan más y más
carteles de venta y alquiler de viviendas.
El
gran problema de Parla es reiteradamente el que se arrastra de manera crónica
como una pesada cruz que desangra al municipio: La ausencia de grandes empresas
y de una sólida y dinámica estructura empresarial e industrial que contribuyan
impositivamente a las arcas municipales, aparte de otras cuestiones
fundamentales como paliar el brutal desempleo o la pésima gestión y el
despilfarro del dinero municipal en temas muy relevantes. Pero los parleños
acaban creyendo que todas las carencias de las que adolece el municipio no
justifican en modo alguno el recibo del IBI a pagar.
Muchos
parleños ya han salido del cascarón y saben que hay vida más allá de los
límites del término municipal. En Parla ha existido cierta atmósfera endogámica
y permanente niebla que hacía creer que estábamos solos en el universo. La
indignación se hace palpable cuando uno realiza esa sencilla comparación entre
lo que paga y lo que recibe a cambio y lo que pagan y reciben a cambio en otros
municipios. El caso de Parla es flagrante y decepcionante en el sentido de que
estamos entre los que más pagamos y los
que menos inversiones disfrutamos.
Este “sablazo” del IBI en Parla, en el fondo es uno
más de los gravámenes con los que el desgobierno de nuestro Gran Timonel
zapateril y sus secuaces quieren darle un vuelco al sistema impositivo, porque
entre otras cosas ven claro que una subida del IBI puede resolver problemas en
muchos frentes, o más que problemas inyectar liquidez en un sistema económico
ávido de dinero calentito.
Craso error, pues con los recortes sociales y
salariales decretados y el incremento desmedido e irresponsable de todos los
impuestos lo único que se logra es desvalijar y empobrecer a la sociedad,
estrangular el consumo y todo el sistema productivo y que el cada vez más escaso dinero no circule ni
se invierta a tenor de las apocalípticas expectativas, abocando a la depauperación
y al estancamiento económico y social a todo el país. En Parla pues a lo
nuestro, seguiremos pagando como ricos para recibir a cambio servicios de
tercera división.