viernes, 25 de diciembre de 2009

ATENTADO ECOLÓGICO EN PARLA-ESTE: JARDINES DE CEMENTO Y PLÁSTICO




















 






El enorme desarrollo urbanístico
de Parla-Este, al margen de su diseño ya rancio y caduco según los conceptos
del urbanismo contemporáneo, ha estado condenado desde su nacimiento a ser una
especie de desfasada ciudad dormitorio, fácilmente perceptible a simple vista
por parámetros tan fundamentales como: los flujos de salida y entrada de coches
-siempre intensísimos a primeras y últimas horas del día-, la inexistencia de
empleos ni empresas en la zona, sin accesos directos de entrada y salida a las
autovías, escasísima presencia de gente en las calles, falta de
establecimientos comerciales de calidad y un precario transporte público que se limita a
un tranvía urbano y a un autobús que cada media hora une Madrid con Parla. A esta manifiesta realidad en el funcionamiento de un ámbito urbano plagado de carencias, sin duda han
contribuido la falta de infraestructuras y servicios de todo tipo que lastran
de manera especial la dinámica cotidiana de esta parte del mundo. No podía ser
de otro modo tratándose de un municipio con un estigma tan peyorativo y ganado
a pulso por méritos propios como es el caso de Parla.












Uno de los más evidentes signos
de abandono del barrio de Parla-Este era, hasta la infamia medioambiental
perpetrada ahora, la ausencia de vegetación en gran parte de las zonas verdes
destinadas a ajardinamientos. Un hecho de por sí remarcable porque en cualquier
desarrollo urbanístico, la vegetación de las zonas comunes se va plantando
paulatinamente según se van encontrando disponibles los márgenes de las vías de
comunicación y los espacios comunes, o al concluir la construcción de cada edificio o grupo de ellos,
sector, manzana, etc. con lo cual a los pocos años ya existe una cobertura
vegetal consistente y enraizada.






Nada de eso sucedió en
Parla-Este. Tan sólo hace casi dos años, se habían plantado los primeros árboles
de porte notable en algunos alcorques de ciertas zonas del barrio y, a fecha de
hoy, aproximadamente la mitad de esos árboles ya han muerto. El resto de las
futuras zonas verdes permanecía como un erial donde los perros abonaban el
terreno a sus anchas.












Pero es que en consonancia con
esta desidia y abandono de las zonas verdes, en el resto de las calles, parques
y plazas de Parla la situación es incluso mucho peor y pruebas no faltan en
casi cualquier rincón del municipio: desde centenares de olivos muertos por
abandono, alcorques vacíos desde hace décadas, árboles secos que permanecen en
el mismo sitio sin reponer desde hace muchos años, adoquines verdes tapando
parterres, adoquinado de alcorques, árboles que jamás se podan, inmensas
praderas de césped, gigantesco gasto humano y económico en florecillas que
apenas duran una semana, etc.












Desde hace ya muchos años ha
evolucionado el concepto de zonas verdes en ámbitos urbanos hacia diseños de
parques y jardines con especies xerófilas, autóctonas y arbustivas que aportan
frondosidad, consistencia y diversidad botánica en vez de las pobres, delicadas
y carísimas praderas de césped y árboles exóticos. Así que lo más previsible,
fácil y barato era que en esas presuntas y futuras zonas verdes de Parla-Este fueran
plantados árboles y vegetación arbustiva adaptada a las características
geográficas del entorno, con un reducido mantenimiento tanto en el consumo de
agua como en mano de obra y resistentes al incivismo ciudadano.












Cuando se colocaron los carteles
de la empresa constructora alusivos al comienzo de la primera fase de las obras de ajardinamiento
de Parla-Este, con un astronómico presupuesto de 2.621.379 euros para esa primera fase, la primera
impresión fue de satisfacción generalizada tras todos estos años de desolación
medioambiental en el barrio.












Craso error tratándose del
Ayuntamiento de Parla, un verdadero Atila medioambiental, con unos antecedentes
para echarse a temblar y salir corriendo a tenor de la aberrante política
medioambiental municipal y el calamitoso y degradado estado de prácticamente
todas las zonas verdes del municipio.












Cuando al comienzo de estas obras
empezaron a surgir las primeras voces de alarma y sorpresa era difícil creer en
semejante barbaridad. Todos los grandes parterres de las avenidas estaban
siendo enterrados en toneladas de cemento, que posteriormente sería forrado de
césped artificial, dejando dos ridículos agujeros en cada parterre para plantar algún que otro árbol. El Ayuntamiento de Parla entiende que
ajardinar significa sepultar bajo toneladas de cemento todo vestigio de
naturaleza.








Y así poco a poco se fueron
cementando la totalidad de las posibles zonas verdes de las calles de
Parla-Este. Tras este colosal despilfarro económico y aberrante atentado
medioambiental, el escenario resultante es apocalíptico, las calles transmiten
una desazón y penuria extremas, efecto que se potenciará cuando la ridiculez
del césped artifical y las palmeras conformen el paisaje vegetal de Parla-Este.












Consultado al Colegio de
Arquitectos de Madrid, no existe constancia anterior de ninguna barbarie
similar. Al igual que buscando referencias y documentación en otros anuarios de arquitectura y urbanismo, tampoco se
había ejecutado hasta la fecha en ninguna parte semejante aberración paisajística y
medioambiental.




Esta vez el Ayuntamiento de Parla se ha superado a sí
mismo. A nadie en el planeta se le había ocurrido semejante esperpento y
bochornoso concepto de lo que se entiende por una zona verde. Décadas de
desastres urbanísticos en Parla quedan empequeñecidos ante este nuevo hito del
horror urbanístico.












Y pensar que en el siglo VI antes
de Cristo se construyeron los jardines colgantes de Babilonia, que hace
seiscientos  años los árabes realizaron
los magníficos jardines de la Alhambra y el Generalife, y que los
grandiosos jardines de Versalles datan de 1670.












A prehistóricos niveles ha
retrocedido la humanidad con esos primates obtusos que tenemos por dirigentes
municipales y que llevan décadas entre todos llevando al abismo a Parla y
creando problemas nuevos donde no los había antes.



lunes, 14 de diciembre de 2009

MOVILIZACIONES SOCIALES EN AUGE: LOS PROBLEMAS CRECEN













Es deseable, sana y recomendable la movilización social para plantear las revindicaciones justas desde criterios racionales que conjuguen la presentación evidente de pruebas con el respeto y la utilización de los cauces necesarios para ser escuchados y hacerse oir. Movilización social a la antigua usanza, manifestándose de manera visible ante un organismo público o en un lugar emblemático con la intención de obtener la mayor repercusión a sus demandas. 







En Parla, a lo largo de muchas décadas la población ha venido mostrando un comportamiento adocenado y sumiso frente a los desmanes municipales, lo que lógicamente ha ido engordando la exponencial catástrofe humana y urbanística que asola el municipio porque nadie era capaz de rechistar a los jerifaltes municipales. 







La última y más numerosa protesta de la actualidad, es la de los vecinos a los cuales el anterior regidor había prometido la reforma de unas viviendas con casi cuarenta años de antiguedad, e incluso más en muchos casos que se puede hablar de "chabolismo vertical", por ejemplo los edificios de viviendas de las calles Humanes . Todos aquellos edificios de viviendas de los barrios centrales de Parla, fruto del caótico y desordenado crecimiento urbano del municipio y construídos en los años del franquismo y posteriores, al calor de una incesante y vertiginosa inmigración nacional, dejan sentir el paso del tiempo y adolecen de un mantenimiento y reformas cuyo coste es difícilmente asumible por unos moradores de humildes y escasos ingresos económicos. 











El alcalde precedente lanzó gratuitas promesas y bendiciones para sufragar, con cargo a las arcas municipales hasta el 40 % del coste total de dichas reformas, pero una vez huído en estampida y dejando el problema al actual alcalde, José María Fraile, éste se encuentra con la inviabilidad de aquellas magras promesas y decide, no sólo no sufragar dichas reformas sino que al mismo tiempo obligar a los edificios de viviendas con más de treinta años de antigüedad a costearse de manera obligatoria la reforma de dichos inmuebles. Esto último está muy bien porque la necesidad de reformar esos edificios es acuciante y urgente, pues la mayor parte de la zona centro de Parla constituye uno de los mayores ejemplos de horrores urbanísticos de toda Europa, pero por otro lado al no existir viabilidad alguna en la financiación de estas reformas, la actitud cohercitiva por parte del Ayuntamiento carece de lógica y sentido común. 







El anterior alcalde de Parla era un símil de aquellos vendedores farsantes del Oeste, que tras sermonear con convicción y buenos modos ante todo un pueblo asertivo, apático y abúlico, las virtudes de vender un elixir milagroso, y una vez vendido todo su cargamento, huía al galope en busca de repetir la misma fechoría en otro pueblo similar. 







Así que bienvenidas sean todas las movilizaciones ciudadanas que persigan cualquier atisbo de mejora en las condiciones de vida de los parleños.

martes, 1 de diciembre de 2009

PARQUE COMERCIAL PARLA NATURA : PRIMERAS IMPRESIONES












  


 


 


 










Por fin se inauguran las tiendas del Parque Comercial
Parla Natura. Digo por fin porque se corría el peligro de que el alcalde, al
igual que su antecesor, inaugurase por vigésimo quinta vez las obras, el inicio
de las obras, la finalización de las obras, la presentación de las obras, el
proyecto de las obras, el discurrir de las obras, la valoración de las obras,
etc. Y lo mismo ocurre con la empresa John Deere, situada contigua al parque
comercial, y que también ha sido objeto de sucesivas presentaciones e inauguraciones. Es lo que tiene Parla, que como no hay implantadas grandes empresas de entidad, para dos empresas que llegan hay que inaugurarlas y
presentarlas, por lo menos, veinticinco veces.







Sin lugar a dudas hay que elogiar
a la empresa que ha invertido en este complejo comercial, la sociedad francesa
Frey Invest SL, porque han sido verdaderamente osados en invertir su dinero en
Parla. En todo caso, les deseo mucha suerte en el empeño por su valentía.
Aunque se echa de menos la presencia de capitales españoles, al menos esto
supone un soplo de aire fresco a esa dinámica inversora tan peculiar que viene
padeciendo Parla con las ya conocidas "inversiones" chinas, los locutorios y los
kebabs. Aunque he de señalar como anécdota que el día que realicé las
fotografías, dos enormes furgonetas blancas con chinos en su interior estaban
ya merodeando por las desiertas avenidas del parque empresarial.









En cuanto al diseño, construcción
y acabados, hay que decir que tanto el parque comercial en su conjunto como el edificio de la empresa John
Deere(obra del gran arquitecto Antonio Lamela) están magníficamente realizados,
de una factura espléndida, ajardinamientos ecológicos(en ese sentido nada que
ver con las barbaridades terroríficas cometidas por el Ayuntamiento de Parla),
calidad de diseño y adaptación al terreno de manera perfectamente integrada.
Sin duda, aunque han sido empresas privadas en este caso, sorprende ver obras y
acabados tan logrados en un municipio donde las chapuzas urbanísticas y
medioambientales y los despilfarros a cargo del consistorio parleño engrandecen
las páginas de la antología del disparate y de la España más cateta.









El futuro del parque empresarial
es una gran incógnita, afectado por el contexto general de crisis económica y
de cierta saturación en cuanto a equipamientos comerciales en determinadas
áreas de la Comunidad de Madrid, aunque no es el caso de Parla que necesitaría,
al margen de este parque comercial, un centro comercial y de ocio moderno, pues
la escasa infraestructura comercial parleña en lo que a grandes superficies se
refiere, provoca lo que se conoce como “consumo evadido”, es decir, que los
consumidores parleños, ante la mencionada escasa oferta comercial, se desplazan
masivamente a otros municipios dejando allí el dinero que de otro modo se podría
quedar en el propio municipio y generar empleo, riqueza, prosperidad y
dinamismo.









A día de hoy no hay ningún otro
proyecto en construcción al margen de lo ya construido en el parque comercial y
en John Deere. El sector urbanizado donde estas empresas se ubican tiene un par
de parcelas más habilitadas, realmente una pequeña parte de todo lo proyectado
en el PAU 5, pues la mayor parte del terreno sigue en estado rústico y con
escasas esperanzas de que en un futuro cercano lleguen a desarrollarse los planes
de urbanización previstos. En esto también Parla ha llegado tarde, dejando
pasar de largo muchos años de gran dinamismo económico. Desde que se gestó la
idea del parque empresarial, que en sus orígenes  se llamó Actea, después Tecnópolis y ahora Parque Empresarial PAU-5, han transcurrido diez años hasta que se ha hecho realidad una mínima
expresión de lo que muestran la magnitud de los planos del PAU-5.









De momento, y quien sabe si no se
perpetuará en el tiempo, los accesos que no son por carretera son penosos, por
no decir inexistentes, para quienes no disponen de vehículo privado. Se debería
haber ampliado alguno de los puentes de acceso y en sus márgenes construir
sendas aceras y un carril-bici,  o haber construído una pasarela exclusiva para peatones y bicicletas, pues la distancia al núcleo urbano de Parla
posibilitaría un hipotético y sencillo acceso tanto a pie como en bicicleta.
Pero de momento tan sólo un autobús, que presta servicio cada media hora, es el
único modo de acceder  en transporte público hasta el Parque Empresarial.