martes, 6 de mayo de 2008

PARLA, LA ÚLTIMA CIUDAD DORMITORIO




A principios de los años setenta, se consideraba ciudad dormitorio todo municipio cuya población estaba compuesta, básicamente, por gente que pasaba el día fuera del mismo trabajando en la cercana gran capital madrileña. Ejemplos de este fenómeno demográfico eran Alcorcón, Getafe, San Sebastián de los Reyes, Coslada, etc. En ningún caso se consideraban ciudades dormitorio aquellas que estuvieran a más de treinta kilómetros de Madrid. Sin embargo hoy este concepto ha quedado obsoleto, pues es habitual que los trabajadores acudan a sus trabajos en Madrid capital desde lugares tan distantes como Segovia, Ciudad Real, Ávila, etc.



La corrupción y la desmesura inmobiliaria ha acabado provocando una bochornosa situación: la mayoría de los madrileños emplean en el transporte más de dos horas diarias entre la ida y la vuelta. Si una persona trabaja unos 230 días al año, esto supone que se pierden en los trayectos unas 500 horas anuales por persona: el equivalente a tres semanas.





Con el transcurso de los años y el gran desarrollo experimentado por la economía española en las dos últimas décadas, las primeras ciudades dormitorio del área metropolitana madrileña fueron transformándose en núcleos policéntricos que no sólo servían de “almacén” de trabajadores sino que estaban sufriendo una metamorfosis estructural con la implantación de empresas, zonas industriales, enormes áreas comerciales, carreteras, redes de transporte, equipamientos sociales, culturales, etc, con lo que ya no sólo seguían siendo zonas residenciales sino que constituyen desde hace ya bastante tiempo zonas de recepción de personas, bienes y servicios procedentes de otros municipios.



Sirva como ejemplo que muchos parleños se ven obligados a desplazarse a otros municipios para la adquisición de bienes y servicios ante la escasa oferta comercial y empresarial de la que adolece Parla. Y lo peor, cada día los parleños deben desplazarse a otros municipios por motivos laborales con las conocidas dificultades sufridas cada día bien por los que se deciden por el coche o por quienes padecen el sufrimiento, pérdida de tiempo, apreturas y sudores del transporte público.





Actualmente, a fecha de 2008, Parla vuelve a tener el deshonroso honor de ser el municipio del área metropolitana de Madrid con menor actividad económica y en ese sentido casi nada ha cambiado en los últimos años. Municipios con mucha menos población como Collado Villaba, San Fernando de Henares, Pinto, Valdemoro, Arganda del Rey, Rivas-Vaciamadrid, etc, es decir, todos, gozan de un mayor dinamismo y desarrollo económico que una vez más dejan a Parla en el último lugar, los últimos en casi todo.





Es de suponer que el proyectado parque empresarial PAU 5 venga a paliar mínimamente este desequilibrio económico y también en cierta medida la carencia de empleo en Parla y a vertebrar la estructura económica del municipio en beneficio de sus propios residentes y del entorno circundante. Pero para ello es fundamental una mejora sustancial, que hoy por hoy no existe en el municipio, en la red de comunicaciones, pues aunque la población crece desmesuradamente y se acentúa por desgracia el carácter de ciudad-dormitorio, las infraestructuras de transporte, a excepción de la implantación del tranvía, siguen siendo prácticamente las mismas que hace quince años.





En definitiva, que las distintas Administraciones empezando por el Ayuntamiento piensen en mejorar la calidad de vida de los residentes y no sólo en la esquizofrenia constructora-recalificadora, tal y como está previsto en el PGOU de Parla, colmatar y construir hasta el último centímetro del término municipal, todo ello adornado camufladamente con zonas verdes, equipamientos y demás falacias que sirven como tapadera para continuar con la fiebre corrupto-constructora y la “marbellización”, en el sentido más negativo y especulador del término, que sufre Parla, la última exponente de las caducas y humanamente áridas ciudades dormitorio.