Para los nativos parleños, el arroyo Humanejos evoca algo difuso, dudoso de ubicar y siempre pretérito. A algunos jóvenes parleños únicamente les resultará familiar su nombre porque así se denomina uno de los Institutos de Enseñanza Secundaria de Parla. Sólo los más viejos del lugar, que acostumbraban a pasear por su discurrir, mucho más definido y contínuo en el pasado, y la gente que laboraba las tierras aledañas, tienen una idea algo más concreta y tangible.
Pese al desconocimiento generalizado, el arroyo Humanejos y su entorno siempre constituyeron un espacio de gran valor ecológico. Hasta hace veinte años, teniendo en cuenta de que por el sur Parla se acababa en Fuentebella , la calles Isabel II y Felipe II, todavía por aquel entonces quedaba lejos del núcleo urbano y todo el entorno del arroyo lo formaban exclusivamente tierras agrícolas y pequeñas granjas muy rudimentarias diseminadas por todo su área circundante.
En realidad es el único curso fluvial que atraviesa el municipio de Parla, aunque como su propio nombre indica, y dadas las características geofísicas del entorno, su caudal es estacional. Mejor dicho, era estacional, pues hay que hablar siempre en pasado porque el arroyo como tal ya no existe y solamente una pequeña trinchera discontinua donde a veces se acumulan charcos de aguas estancadas, es el único vestigio de lo que antaño fue.
Desde hace ya mucho tiempo el arroyo Humanejos es una simple cicatriz de la memoria, en muchos casos siempre asociada a vertidos, aguas fecales, hedores y un circundante paisaje moribundo.
¡¡Qué recuerdos del arroyo Humanejos!, absolutamente destrozado a lo largo de los años por la demoledora insidia, permisividad y el salvajismo del Ayuntamiento de Parla. Su lejanía del casco urbano al final fue la que propició, a plena luz del día e impunemente, su paulatina destrucción. Hubiera sido sencillo hacer un gran parque lineal aprovechando el recorrido de su cauce y conservar y restaurar el bosque de galería autóctono. Sencillo y barato. Pero entre el hospital con sus tolerados vertidos sin depurar, los siempre presentes escombros permitidos, la tala de la práctica totalidad del bosque de galería, el acecho de las urbanizaciones, entubamientos, aguas putrefactas y estancadas, su paso por el Parque de las Comunidades, el estanque de tormentas y, para finalizar, su agonizante desembocadura, ya pestilente y hediondo, cruzadas las vías del AVE. Entre todos lo mataron y él sólo se murió. Es difícil cometer tantas atrocidades en ese espacio longitudinal, pero la vehemencia aniquiladora del consistorio parleño es implacable con todo lo que signifique naturaleza, medio ambiente y calidad de vida.
Un espacio de gran valor ecológico ya irrecuperable y decapitado para la eternidad. Aquel continuo arbolado de sauces y chopos se erigía con su verdor en medio del páramo como una isla imaginaria. Sólo en el valioso tesoro de nuestra memoria anidan imágenes en color una infancia en blanco y negro que cruzando el túnel del tiempo trajo un presente gris oscuro, casi negro. Descanse en paz el arroyo Humanejos.
PD: Agradecer las estupendas fotografías a Jordi Villanueva. El otoño, sus tonos ocres y el manto de hojas caducas han servido de marco incomparable para una melancolía que maquilla fotográficamente las miserias de la degradación de la Naturaleza.
Me gusta mucho el articulo, se aprende mucho leyendo y mas cuando lo que se lee es la historia del lugar donde vives.
ResponderEliminarayer estuve otra vez en el arroyo, en su sección entre las vías del ave y la radial, pude ver un montón de barro y el agua del río negra, imposible de cruzar a pie pues el arroyo y el camino andan en el mismo plano, solo los 4X4 que destrozan esas pistas lo pueden cruzar.
vi muchos pájaros cobijarse, alimentarse y lavarse en esa zona del río, todo un transporte parasitario