lunes, 12 de junio de 2017

Desarticulada en Parla y Pamplona una mafia nigeriana de prostitución


Agentes de la Policía Nacional han desarticulado en Parla y Pamplona una organización criminal, compuesta por ciudadanos nigerianos, presuntamente dedicada a la trata de mujeres de su misma nacionalidad con fines de explotación sexual. 

La organización captaba a mujeres jóvenes en su país de origen que, tras un largo y penoso viaje a través de distintos países africanos, llegaban a Libia. Desde este país cruzaban a Italia en embarcaciones para ser posteriormente traídas a España y obligadas a ejercer la prostitución en calles de distintos polígonos industriales. En total se han practicado ocho detenciones en Parla y en Pamplona y se ha liberado a cinco víctimas.
 
Tres mujeres al frente de la organización

La investigación comenzó cuando agentes de Policía detectaron la presencia de una menor de edad, de nacionalidad nigeriana, ejerciendo la prostitución en el Polígono Industrial de “Los Agustinos” de Pamplona. Tras entrevistarse con la misma, inmediatamente se le proporcionaron todas las medidas de protección y ayuda existentes, y comenzó una investigación que llevó a la completa desarticulación de una organización criminal dedicada a la trata de mujeres con fines de explotación sexual.

Las numerosas gestiones realizadas llevaron a la Policía hasta la mencionada organización, liderada por tres mujeres de origen nigeriano que, según los agentes, llevarían dedicándose a la explotación sexual de compatriotas suyas desde hacía varios años. Estaban sumamente especializadas y adoptaban todo tipo de medidas de seguridad para evitar ser descubiertas por las iautoridades, como prueba la sólida infraestructura que tenían montada en la ciudad francesa de Toulon, con pisos para trasladar y alojar a las víctimas, mientras ellas residían en España para dificultar así cualquier posible investigación.

Cada una de las tres detenidas explotaba a sus propias víctimas, pero compartían tanto infraestructura como logística, utilizando los mismos pisos para los traslados de las jóvenes y su posterior alojamiento, así como para su control y su explotación sexual.

El “modus operandi” utilizado por la organización es el habitual en las redes nigerianas dedicadas a la trata de seres humanos: captación en el país de origen de mujeres, extremadamente jóvenes y sumidas en profundos estados de necesidad, con falsas promesas y posterior sometimiento de las mismas a rituales de vudú para asegurarse su absoluta fidelidad, bajo amenaza de muerte -tanto la suya como la de sus familiares- en caso de incumplimiento.

A continuación eran traídas a España por la ruta migratoria de Libia, una de las más baratas para los tratantes y de las más peligrosas para las víctimas, desde donde embarcaban rumbo a Italia. Una vez en Europa las trasladaban rápidamente a nuestro país, con el fin de amortizar lo antes posible su inversión mediante su explotación sexual.


Ejercicio diario de la prostitución callejera para saldar una deuda de 40.000-45.000 euros


En España las víctimas eran instruidas sobre el verdadero motivo de su viaje, que no era otro que trabajar para la organización hasta saldar por completo la deuda contraída con la misma, unos 40.000-45.000 euros, para lo que debían ejercer la prostitución en calles de distintos polígonos industriales. Eran explotadas todos los días de la semana durante largas jornadas, sin posibilidad de rechazar a ningún cliente y debiendo entregar semanalmente todo el dinero obtenido por sus servicios a los tratantes.

En ocasiones, algunas víctimas trabajaban en clubes de alterne donde debían ejercer la prostitución durante toda la noche, siendo obligadas también a ejercer la mendicidad en horario diurno, lo que permitía a la organización obtener beneficios económicos durante las 24 horas del día. Estos beneficios eran enviados a Nigeria inmediatamente, donde eran utilizados tanto para el enriquecimiento de los miembros de la organización como para sufragar los gastos de nuevos episodios de trata.

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