Agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil han detenido en Madrid y Parla a 22 personas como presuntos autores de delitos contra la salud pública y defraudación del fluido eléctrico al pertenecer a una organización delictiva dedicada al cultivo indoor de marihuana para su posterior tráfico a diferentes países europeos.
Tras un año de investigación, el pasado 23 de enero se llevaron a cabo 25 registros
simultáneos practicados en domicilios, garajes y naves de Madrid y
Parla.
Además, se ha detenido a 11 ciudadanos chinos y 11 españoles, se han desmantelado 8 invernaderos indoor y los agentes han incautado 10.500 plantas y 250 kilogramos de cogollos de marihuana,
empaquetados y preparados para su venta. Por otro lado, se han
intervenido tres vehículos utilizados por la organización, 195.000 euros
en efectivo y 6 escopetas. Los registros se desarrollaron de forma
conjunta con el despliegue de más de 250 agentes.
La investigación comenzó en enero de 2018, cuando agentes de la Policía Nacional recibieron varias denuncias de vecinos de Parla en las que alertaban de la existencia de un piso en el que podría estar siendo almacenada marihuana en grandes cantidades.
Primeras investigaciones policiales
Fruto de las primeras investigaciones, se incautaron 109 kilogramos de cogollos de marihuana y 105.200 euros, y se detuvo a cuatro ciudadanos de nacionalidad china, responsables de la guarda y custodia de la droga.
Dentro de las diferentes colaboraciones y coordinaciones entre Policía Nacional y Guardia Civil , en el marco de la Operación ‘Farmers-Bambusa’,
agentes de la Comisaría de Parla, la Brigada Central de Estupefacientes
de la Policía Nacional y de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de
la Guardia Civil de Badajoz, descubrieron la existencia de un complejo
entramado que operaba desde Madrid y Parla, compuesto por ciudadano
chinos que actuaban en pequeñas células que, a su vez, se encargaban de
contactar con los receptores de diversos países europeos, entre ellos,
Reino Unido, Francia e Italia, principalmente.
Estructura de la mafia china de narcos
Según ha informado Policía, cada célula, una vez que acordaba y
recibía el dinero del cliente correspondiente, contactaba en la
provincia de Badajoz con un clan familiar que había construido una red
de invernaderos y cultivos indoor de marihuana, y que les servía el
estupefaciente.
Para hacerse una idea del enorme volumen del negocio ilícito, se destaca que
en una sola semana el comprador venido de Madrid a Mérida, podía adquirir marihuana valorada en unos 300.000 euros.
Este clan familiar, según las mismas fuentes, se encontraba
perfectamente estructurado con roles muy definidos: el cabecilla de la
organización contaba con diferentes personas de la familia a su servicio
y dedicadas a la creación de invernaderos en el interior de diferentes
inmuebles.
“Estas instalaciones contaban con enganches ilegales a la red
eléctrica con el objetivo de obtener energía para los múltiples
aparatos, máquinas, transformadores y material, cuantificables en
decenas de miles de euros- para el cultivo y desarrollo de las plantas”,
según Policía.
También contaban con cuidadores y guardadores del cultivo, a quienes les ofrecían vivir en los citados inmuebles a cambio de ciertas cantidades de dinero.
Una vez que las células recogían el estupefaciente, era
transportado a Madrid, donde la organización disponía de estructuras
estables de pisos, garajes y almacenes en los que la
depositaban, procesaban, envasaban y camuflaban entre otros objetos de
procedencia legal, para ser enviadas al extranjero de forma inmediata y
en un plazo inferior a 24 horas.
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