El decadente comercio de Parla languidece en una cuesta bajo imparable, en consonancia con la realidad cotidiana de la propia ciudad: impuestos brutales, delincuencia e inseguridad, calles deterioradas y en estado lamentable, falta de aparcamiento y escaso atractivo comercial, baja renta per cápita de la población local, muchos parleños que habitualmente huyen a comprar a otros municipios cercanos y problemas generalistas como el auge del comercio electrónico.
Cada día hay un paisaje más desolador en Parla de locales cerrados y tapiados, kebabs, locutorios, bazares, Compro-Oro y marginales tiendas multiculturales.
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