Se habla de la implantación de una universidad en Parla, algo sin duda loable, como si se tratase de un centro comercial, una gran empresa, una piscina, un estadio de fútbol, etc. En definitiva, algo que tenga que tener por obligación cada municipio para postularse en la modernidad. Para muchos dirigentes municipales y autonómicos, casi son equiparables la implantación de un centro universitario y la de un Corte Inglés. Una vez conseguidas alguna de las dos, es como si el municipio subiera su caché y prestigio y, de repente, ya apareciese en el mapa de España.
Precisamente desde hace años, relevantes datos al respecto vienen demostrando graves errores en el sistema universitario español, empezando por la reivindicación de cada alcalde o presidente autonómico, de que en cada pueblo de España ubiquen una universidad, reduciendo drásticamente la movilidad del alumnado, aspecto negativo y hasta surrealista en cualquier universidad europea o norteamericana, que entienden la movilidad como sinónimo de formación y dinamismo, pues el tiempo y los resultados ya lo han demostrado.
Semejante puja por tener en cada rincón de España una universidad, al margen de otras cuestiones peyorativas como la coyuntura económica y la descoordinación estatal(en este sentido con todos los gobiernos existentes), se ha traducido con notoriedad desde hace ya al menos un lustro en:
1/ Caída en picado del número de alumnos matriculados en las universidades españolas a causa de la coyuntura económica y la realidad incontestable de que son pocas las titulaciones universitarias, casi exclusivamente todas las ligadas a los ámbitos científico-técnico-sanitario y financiero, que vienen a garantizar un puesto de trabajo o, al menos, allanar el camino en su consecución por parte de los titulados en esas áreas del conocimiento. En dos palabras, en España sobran titulados universitarios y hacen falta profesionales en todas las ramas de la Formación Profesional.
2/ Infraestructura e instalaciones universitarias generadoras de enormes pérdidas por el elevado coste de su mantenimiento. Alegremente estos años de atrás se inaguraron complejos e instalaciones universitarias a diestro y siniestro y ahora no salen las cuentas en lo relativo a los gastos que ocasionan. O en el ámbito de los recursos humanos, tener que soportar en determinadas disciplinas académicas, clases con cuatro alumnos, plantillas de profesores sobredimensionadas, aulas vacías y cerradas, auditorios infrautilizados, polideportivos donde practican deporte muy pocas personas, etc.
3/ Devaluación y desprestigio de las titulaciones universitarias en España. Según las distintas clasificaciones atendiendo a la calidad de las universidades de todo el mundo, en el año 2008 la primera y única universidad española que aparece, la Universidad de Barcelona, lo hace en el el puesto 186. (Fuente: The Top 200 World Universities, The Times)
Esta desoladora realidad muestra la falta de competitividad y calidad formativa de la universidad en España, ajena al mundo de la empresa, sin conexión con la realidad socioeconómica del país, con métodos educativos obsoletos y desfasados, y que en muchas ocasiones es una mera prolongación de la etapa colegial o del Instituto.
Como en otros ámbitos, también Parla ha llegado tarde, muy tarde y en muy mala época a sus aspiraciones universitarias. Es cierto, todas las ciudades del sur de Madrid tienen universidad.............excepto Parla. Desconozco si podría haberse unido en algún momento del pasado a cualquiera de las dos universidades existentes en el sur madrileño, la Universidad Rey Juan Carlos I, con dependencias en Móstoles, Fuenlabrada, Alcorcón y Madrid, y la Universidad Carlos III, con dependencias ubicadas en Colmenarejo, Getafe y Leganés.
Indudablemente la carencia de infraestructuras, especialmente las ligadas al transporte público, habrían sido un hándicap importante en el pasado de cara a la implantación de una universidad en Parla. Lamentablemente, dichas infraestructuras a día de hoy siguen siendo las mismas, pésimas carreteras y accesos y el Cercanías como único medio viable de transporte público con otros municipios. La escasa utilidad del tranvía, cuya finalidad real y casi unica es proporcionar acceso hasta y desde la estación de Cercanías, no soluciona en nada los problemas de transporte interurbano de los que adolece Parla, con lo cual no se puede aspirar a mucho con semejante rémora.
De todo ello es conocedor el Ministro de Educación socialista, el ex sacerdote Ángel Gabilondo, que con buen criterio ha negado la implantación de un centro universitario en Parla. El objetivo es tratar de mejorar el rendimiento de las universidades ya existentes pero no abrir más nuevas, aunque no dudo que si semejante petición hubiera sido realizada por el ejecutivo catalán, presidido por el bachiller Montilla, el ministro les hubiera concedido universidad, base espacial, y hasta la luna; vamos, lo que quisieran, pues a base de chantajes autonómicos, siempre por parte de los mismos, se funciona en la España de las autonomías. Después de todo, tenemos un Ministro de Educación, que “ve lógico y estupendo que no se pueda estudiar en español en Cataluña pero sí en Brasil”.
En definitiva, ya es tarde en Parla para subirse al tren universitario.
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