Conocidos y sonados son los despilfarros a manos llenas del Ayuntamiento de Parla. La lista se remonta a décadas, es infinita y en constante crecimiento, desde las comilonas de los próceres municipales y su camada de amistades en las "jornadas gastronómicas" pasando por los imperiales caballos de la policía que hubo que malvender, enormes gastos en estéril publicidad institucional en medios de comunicación, subvenciones millonarias a los estómagos y altavoces agradecidos y muchas más fechorías de la más disparatada índole en forma de chapuceras obras públicas. Todo ello en la ciudad más pobre y subdesarrollada de la Comunidad de Madrid.
No iba a escribir sobre el asunto del último de los despilfarros que retrata al consistorio parleño, conocido por su arrasadora capacidad destructiva medioambiental, porque es patético, aunque necesario por cuestiones de dignidad, mostrar las andanzas de unos inútiles con cargos institucionales que están esquilamando el patrimonio de los parleños y que en cualquier empresa privada no llegarían ni a conseguir un puesto de mozo de almacén o personal de la limpieza porque no valen para más. No tienen talento pero sí mucha caradura.
Pero me han escrito unas cuantas personas que ayer mismo daban fe que en el Parque de las Comunidades seguían allí todas las macetas con todas las flores ya muertas, muestra inequívoca del despilfarro económico en la compra de unas flores que han costado un dineral y se han dejado morir todas por la flagrante inutilidad, caradura e inoperancia de los responsables de este tema.
Pues sí, desde hace ya dos semanas, miles y miles de flores con sus correspondientes macetas en indefinida espera de ser trasplantadas, se acumulan abandonadas en una zona del decrépito y tétrico Parque de las Comunidades. Se depositaron allí por la empresa suministradora y allí han permanecido abandonadas hasta el punto de que ya se han marchitado todas y son inservibles.
Así pues, otra ingente cantidad de dinero de todos los parleños tirado a la basura. Estas imagenes, captadas el día ocho de febrero, cuando todavía quedaban algunas flores vivas, significan todo un ejemplo de caos y mala gestión, y constituyen un insulto y una tomadura de pelo a todos los parleños. Otra más. Esto es miserable e intolerable.
¿Sabrán esa gente desempleada, que desde la madrugada hace colas interminables en la calle San Blas en condiciones infrahumanas, que con el dinero derrochado en esta ocasión podrían comer unos cuantos parados y sus familias ese mes?.
¿Quién se está enriqueciendo con el negocio de las plantas en el ayuntamiento?
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