En este marco actual de precariedad, ahorro y austeridad, ¿es posible que alguien con un sueldo de
empleado de almacén y sin pareja con la que compartir gastos se aventure
en la compra de un piso?. El caso de Teodoro en Parla es excepcional en los tiempos que corren.
Le acompañamos al notario el día de la compra de su vivienda. Conocemos a
sus padres, que han tenido que hipotecar su casa para avalarle, y le
acompañamos en la mudanza. Aunque pocas cosas cambiarán: seguirá yendo a
comer a casa de sus padres para llegar a fin de mes.
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