La mañana de la huelga los trenes partían abarrotados de gente en la estación de Parla. Por la tarde, los andenes abarrotados de gente en la estación de Atocha, en el andén de la línea en dirección a Parla.
La clase obrera, estudiantes, y en general los ciudadanos que obligatoriamente han tenido que usar el transporte público porque no tiene
alternativa, han sido víctimas del brutal e irracional salvajismo de los
bienpagaos mamporreros sindicales.
En las paradas de autobuses y los andenes y trenes de Cercanías todo
eran improperios e indignación contra los caciquiles sindicatos y sus amigotes.
Los comentarios de los parleños en la estación era unánimes: "Tanto por
la mañana como al mediodía los trenes hasta arriba. Todos los que
afortunadamente tenemos trabajo, que en Parla es algo milagroso, hemos ido a trabajar".
Han abierto todos los supermercados de Parla,
se ha celebrado el mercadillo de los miércoles y las tiendas tenían la
persiana bajada hasta que han pasado de largo los salvajes piquetes y la
mayoría de las tiendas han vuelto a abrir con normalidad. Por la tarde
casi todos los comercios chinos ya estaban abiertos.
Tampoco es que fuera a notarse mucho una huelga en la arruinada Parla teniendo en cuenta la escasa actividad económica de esta ciudad dormitorio, sin ningún tejido empresarial, comercial ni industrial relevante. Además muchos locales y galerías comerciales están cerrados..........pero todo el año, con el cartel de alquiler o venta.
Entre los testimonios recibidos de sendos comerciantes, destacaré dos. En una tienda de fotocopias la empleada recibió la visita de dos desafiantes niñatos borrokas que la preguntaron si iba a abrir, y ante su afirmación, recibió veladas amenazas. Batasunización totalitaria en estado puro.
Y el otro testimonio procede de la dependienta de una panadería de Parla. La dependienta, originaria del este de Europa, comenta cómo la siniestra y amenazadora presencia de los piquetes instándole a cerrar la panadería la recordó a los peores tiempos del cruel y totalitario régimen comunista que vivió durante su niñez y la adolescencia, donde la palabra libertad y democracia eran una utopía impensable y cualquier gesto o comentario podía suponer un peligro para las personas ante la terrorífica pesadilla de la red de chivatos y matones de la dictadura comunista. Ayer por unos instantes sus miedos le recordaron ese escalofriante pasado.
Se ensuciaron las calles de Parla por parte de las hordas sindicales, otra agresión más a los propios parleños y al sufrido personal de limpieza, aunque las calles de Parla están tan sucias y abandonadas que un poco más de porquería tampoco se nota en exceso.
Pero salvo incidentes aislados, nada más allá de cualquier otro día laborable. Hasta los traficantes que van y vienen trapicheando drogas cerca de mi
casa "volvieron a trabajar" por la tarde. Por la mañana había demasiada
policía dando vueltas por las calles de Parla y parece que eso les
intimidaba un poco. Y en el aparcamiento público de la calle Toledo 15
también ha regresado la normalidad con el incesante movimiento de
furgonetas blancas, trapicheos varios, desmontaje de motores y
lanzamiento de basuras por las ventanas. Lo dicho, estrepitoso fracaso de la
huelga en Parla.
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