En
Parla existen tres actitudes bien diferenciadas a la hora de opinar al respecto
cuando el nombre de Parla salta a los medios de comunicación por alguna
noticia, más o menos relevante pero en casi todos los casos peyorativa, acorde
con el estigma que persigue a esta ciudad, si bien, y como se suele mencionar
en las películas, todo ello basado en hechos reales. Y en cifras y
estadísticas.
Esas
tres maneras de contemplar, por parte de los ciudadanos, los acontecimientos
que suceden en Parla son:
1.
Los que somos oriundos de Parla, hace ya infinidad de años
que dejamos de sorprendernos, e incluso los acontecimientos nos resultan muy
predecibles.
2.
La cleptocracia trifásica que rige los torcidos designios
de la ciudad ni se inmuta y continúan en su limbo clientelar cuales reyes
medievales en su castillo, ajenos al populacho.
3.
Todas las personas que han venido a residir a Parla, procedentes de otros municipios, con el
espíritu de buscar una vida mejor y llena de ilusiones a modo de navegantes del
Mayflower o pioneros de las carretas en busca de la dorada California, se
estremecen al ver que todas las peyorativas noticias y comentarios que habían escuchado y
leído sobre Parla van a resultar cierto que son verdad.
En
la portada del periódico gratuito 20 Minutos, se publicaba hace un par de
semanas una noticia acerca de que Parla es el único municipio de la Comunidad de Madrid donde crecen los abortos. A mi modesto entender no sé dónde está la sorpresa de
esta noticia. Como tantas otras noticias negativas sobre Parla, me la esperaba. Y si preguntas a alguien de Alcalá de Henares o
Móstoles, tampoco le sorprendería saber que Parla es el único municipio donde
crecen los abortos. El paralelismo es exactamente el mismo que en otros ámbitos
en los que Parla encabeza las siniestras estadísticas de desempleo,
inmigración, abandono y fracaso escolar y una población, en general, muy
escasamente formada.
De
hecho el artículo del periódico 20 Minutos y la entrevista realizada a unas
adolescentes parleñas es sobradamente concluyente para no sorprenderse del bajo
nivel social que impera en Parla.
Las
cifras de abortos en Parla son el reflejo de una crisis del modelo de sociedad
en que vivimos y de la precariedad formativa a nivel humano e intelectual. Se
pone de manifiesto que cuantos más medios tecnológicos mayor es el vacío de
conocimientos humanísticos, al tiempo que se abre una brecha infranqueable
entre los poseedores del conocimiento y los ignorantes y analfabetos
funcionales.
Y
ello porque en el trasfondo de esta crisis económica subyace una crisis aún más
grave, una crisis aún más profunda, como es una crisis de valores, de cultura y
de educación. Y en la cultura y la educación no tienen nada que ver los recursos económicos particulares porque hoy en día la cantidad de información gratuita disponible,
tanto bibliográfica, digital o audiovisual y el acceso a la misma, son casi
ilimitados y gratuitos. Y lo mismo sucede con el irrisorio precio de
preservativos o el fácil acceso a cualquier método anticonceptivo. La inteligencia sexual es algo a lo
que todo el mundo puede aspirar razonablemente, pero hay que trabajar la
sabiduría personal para conseguirla.
Hoy
en día, se ha instalado en la sociedad europea en general y en la española en
particular, la convicción de que la mayor y mejor expresión de la libertad es
no querer responsabilizarse de nada como individuo y culpar de todo al resto de
la sociedad. Nihilismo en estado puro.
Hay
que entender la naturaleza y el objetivo del adversario que tenemos ante
nosotros. Lo que hacen los promotores del relativismo es un auténtico ejercicio
de ’ingeniería social’ en cuyas redes caen los más débiles, los que menos
cultura, recursos y formación poseen. No se trata, por tanto, de un mero debate
político ni de una mera lucha por el poder entre partidos. Es algo que va más
allá de un mero enfrentamiento entre ideas o concepciones de la izquierda y la
derecha. Es un debate cultural, un debate que afecta al modelo social en su
conjunto.
Se ha disparado el paro en Parla, condenando a las personas y a las familias a la llamada ’trampa de la pobreza’, es decir, a verse obligados a
vivir de subsidios de desempleo que pueden garantizar la supervivencia de manera temporal, pero
que a la larga van descualificando al trabajador y haciéndole más difícil el
retorno a la vida laboral, lo cual evidentemente afecta también a todos los miembros
de una familia. Y ello unido a las tasas de fracaso escolar y de paro juvenil
más altas de toda nuestra historia reciente dan como resultado noticias tan sorprendentes
como esta.
A la
felicidad sólo se llega a través del conocimiento y del esfuerzo, como parte de
un compromiso personal, un cambio de actitud. Cada individuo debe asumir su propia responsabilidad en todos los ámbitos.
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