Soraya Peláez trabajó únicamente un día en un
restaurante de comida rápida. “Me vejaron, me decían que no sabía hacer
nada, que no valía para nada y me pusieron ocho horas a limpiar el
suelo. Me sentí fatal y decidí que no iba a estar allí más de esas ocho
horas”.
Había sido un último recurso, ya que es educadora
infantil. Hace un mes la llamaron de la Concejalía de la Mujer de Parla,
donde más de una cuarta parte de sus vecinos comparten su situación de
desempleo, la tasa más alta de la Comunidad de Madrid. La oferta era
sólo para parados de larga duración, así que tampoco pudo acceder al
puesto. “Ya no tengo derecho ni a trabajar”, afirma resignada.
Más familias paradas
Soraya
no tiene cargas familiares, ni siquiera un piso que pagar, pues sólo
tiene 23 años. Sin embargo forma parte de dos de los colectivos más
afectados por la crisis. Es joven y en su casa nadie trabaja. “Mi
madre está también parada, mi padre es pensionista y cobra una pensión
mínima. El único que tiene trabajo es mi hermano, pero con él no se
puede contar, porque es mileurista, ya no vive en casa y tiene que pagar piso y coche”, afirma.
Añade que en su casa están “muy, muy pillados” y que a ella su novio -que también está parado pero tiene derecho a una prestación contributiva- le presta algo de dinero “para pagar al menos las facturas del móvil o el abono transporte”.
En la situación de Soraya se encuentran 1.386.000 personas que viven en un hogar en el que no entra ningún sueldo, un 4,3% más que en el último trimestre del año pasado, según las Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En
lo que coincide Soraya es que nadie da solución a
sus problemas. El Gobierno ha reformado el mercado laboral, acaba de
aprobar en Consejo de Ministros un plan para que aflore el empleo
sumergido y ahora fía sus esperanzas a que los agentes sociales lleguen a un acuerdo en materia de negociación colectiva.
Soraya piensa, no obstante, que “nadie está haciendo nada”. “Dicen que
la crisis va a durar hasta 2015 o más, así que hasta que me ponga a
trabajar y consiga ahorrar dinero, no creo que me vaya de casa antes de
los 40.
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