CARTA DE CECILIA GARCÍA
Ha errado en el diagnostico y en el tratamiento. José María Fraile, alcalde de Parla, se ha creído el ídem de Fuenteovejuna al atrincherarse en la sede de la Comunidad a cuenta de las deudas del tranvía de Parla, que dejó de funcionar por impago de su Ayuntamiento.
Lo fácil, y demagógico, era girar el objetivo hasta que en su punto de mira estuviese Esperanza Aguirre, a la que ha pretendido «retratar» porque no daba más subvención para el tranvía. Ya, pero no cuela. Porque cuando Tomás Gómez era alcalde de Parla renegó de cualquier subvención proveniente de la Comunidad, para presumir de tranvía sin compartirlo con nadie.
Fraile sabe esta intrahistoria pero nunca la verbalizará. Prefiere refugiarse en el perfil de político populista y escenificar un episodio de resistencia civil en Sol, decir a quien le quiera oír que ha dormido en el alféizar de una ventana y no sé cuantas cosas más; sólo le ha faltado exclamar que ha estado a punto de coger una pulmonía porque había goteras.
No soy de Parla, pero si lo fuese, sentiría vergüenza ajena por el comportamiento de un alcalde irresponsable, pedigüeño, interesado e intoxicador que juega al pim pam pum con Esperanza Aguirre en vez de asumir lo evidente: que sus arcas públicas sólo tienen telarañas por una mala gestión que no se soluciona ni encerrándose en un lugar público, ni encadenándose a un árbol, ni alimentándose exclusivamente de Lacasitos. Por cierto, el tranvía ya funciona, porque mientras él estaba quieto otros se han movido con diligencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario