En un artículo periodístico del año 1977 titulado, "Nadie quiere vivir en las ciudades dormitorio" se reflejaba toda la problemática existente en las ciudades del áerea metropolitana de Madrid, por la ausencia de dotaciones, infraestructuras, empresas, comercios, industrias, etc. mencionando que "las personas que hace años se fueron tan contentas a las ciudades dormitorio ya están cansadas y se han convencido que ese sistema de vida no es el apropiado, pues lo que en principio iba a ser un hogar, se convierte en un mero refugio nocturno".
Nos suena a muchos parleños como si la escucháramos ahora mismo, ¿verdad?. Treinta y cinco años después esa frase en Parla está en plena vigencia porque Parla, con la ausencia casi total de un dinámico tejido empresarial, comercial y productivo, al contrario de lo que ocurre en todos los municipios limítrofes similares en tamaño y población, Parla es la última ciudad dormitorio como tal en la que aún perduran muchas de esas carencias y deficiencias estructurales e infraestructurales, ya endémicas.
A modo ilustrativo citaré el precio medio, ordenados de mayor a menor, de una vivienda de 75 metros cuadrados en distintos municipios del área metropolitana de Madrid en 1977.
- Alcobendas 1.350.000 pesetas
- Leganés 1.200.000 pesetas
- Arganda del Rey 888.000 pesetas
- Fuenlabrada 800.000 pesetas
- Parla 624.000 pesetas
Treinta y cinco años no son nada, en Parla aún perduran graves carencias estructurales inaceptables en una ciudad de este tamaño y ciudadanos encadenados a sus vehículos y a largos y forzosos desplazamientos fuera de la ciudad para casi cualquier actividad en sus vidas cotidianas.
El clamor de creciente malestar se lo he escuchado a algunas personas, cada vez más con el ruinoso rumbo que están tomando todos los acontecimientos en Parla, pero quien de buena mano me la ha confirmado y a quien se la tomo prestada es un amigo de una empresa inmobiliaria, testigo directo del hundimiento del sector inmobiliario parleño y todo lo que ello conlleva. Que la vivienda sea barata, accesible y despojada de toxicidad especulativa, es lo deseable para toda la sociedad, pero en la actualidad la explosión de la burbuja inmobiliaria poco tiene que ver con esos ideales de equilibrio y desarrollo, sino que es el reflejo de un colapso y de una cuesta abajo de proporciones siderales.
Del tapayogurismo en el que ya ha entrado una importante parte de los activos inmobiliarios de Parla hablaré otro día.
De hecho, el drama de del barrio de Parla-Este, y a menor escala en otros desarrollos urbanísticos del municipio, es que constituye una ciudad dormitorio dentro de otra ciudad dormitorio. Preocupante el hecho de que cada vez haya más y más pisos usados en venta en el aún reciente desarrollo de Parla-Este. Esta creciente tendencia podría ser sólo un indicador más, pero bajo él subyacen numerosas connotaciones sociales, económicas. Algo muy preocupante está pasando y el resto son milongas.
No estoy de acuerdo con esta afirmación. Vivo en Parla Este desde hace 4 años y estoy muy contento, igual que mí familia.
ResponderEliminarEs cierto que nos faltan servicios, pero a que barrio nuevo de los últimos 10 años no? Preguntad en El Bercial
No sé de donde te sacas ésto ¿acaso vives en Parla?
ResponderEliminar¿Qué transportes quieres para Parla, un aeropuerto?, porque con Cercanías, te presentas en Sol en 35 min. y con autobuses, donde quieras...
Conozco muy bien Parla, (mi mujer ha vivido toda su vida allí y por eso no quiere volver nada más que a ver a sus padres), y personalmente no entendía el sentido de tener un tranvía ni lo entiendo ahora, es como un pozo de tragar dinero. El municipio tenía otras necesidades urgentes que la megalomanía de Tomás no era capaz de ver. Por ejemplo poner comedores sociales o arreglar y limpiar las calles porque estas asquerosas.
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