José
María Fraile vuelve a la Puerta del Sol. Aunque para ser más exactos,
habría que decir a la Carrera de San Jerónimo. El alcalde de Parla se ha
empeñado en responsabilizar a la Comunidad de la dramática situación
económica de su municipio y, sobre todo, del tranvía, que arrastra una
deuda de casi 50 millones de euros. Por ello, y para no salir escaldado
por sus propios vecinos, el pasado mes de noviembre se «encerró» durante
24 horas en el patio de la Real Casa de Correos. Ahora, pretende hacer
lo mismo en la sede de la Consejería de Economía y Hacienda, que dirige
Percival Manglano.
El
pasado 19 de enero, el concejal de Hacienda y Patrimonio de Parla,
Fernando Jiménez, remitió una carta al viceconsejero regional, José
María Rotellar, en la que le anunciaba que mañana lunes se presentaría
con el alcalde en la sede de la Carrera de San Jerónimo para exigir la
firma de un convenio con el Gobierno madrileño. El regidor parleño
reclama al Ejecutivo de Aguirre que salde la deuda que tiene con el
municipio. En este caso, las cuentas no pueden estar más claras: la
Comunidad debe 7 millones al Ayuntamiento de Fraile, mientras que éste
adeuda otros 20 al Gobierno regional. El saldo, por lo tanto, sería de
13 millones de euros a favor de la Comunidad de Madrid.
A
pesar de ello, Fraile está dispuesto otra vez a «teatralizar» sobre la
dramática situación económica de Parla y a reclamar unas ayudas a las
que no tiene derecho. Ya se lo recordó Antonio Beteta, ex consejero de
Transportes, el pasado 30 de noviembre cuando se «plantó» en Sol. «Lo
único que podemos hacer por él es escucharle. El tranvía de Parla es un
proyecto de la localidad y nosotros no somos responsables de su agujero
económico».
A
Fraile no le quedó más remedio que «huir» a Sol, ya que la situación en
su municipio se había tornado insoportable después de que la empresa
encargada del mantenimiento del tranvía dejara de prestar servicio, lo
que obligó a este medio de transporte a no salir a la calle. ¿Resultado?
Miles de parleños no pudieron llegar a sus trabajos y llevaron su
indignación por las calles de la localidad.
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